sábado, 9 de octubre de 2010

08-octubre-2010

Esta mañana me he pasado por el área de descanso. La verdad no pensé encontrar nada bueno porque esas horas son malas de por sí. Habían unos cuantos coches así que me bajé. Cuál fue mi sorpresa al ver que había un taxi y dentro alguien conocido. Aunque no era el mismo coche (porque lo ha cambiado) lo reconocí. Es un taxista que vivía en mi barrio con el cual ya estuve una vez. Después de conversar un rato me dijo que si me apetecía pasar un rato. Le dije que sí, me monté y nos apartamos un poco de los otros coches. Como los cristales de atrás eran tintados nos pasamos mejor al asiento trasero y comenzamos a besarnos y tocarnos. Yo la tenía al momento super dura, porque el tío me pone mucho, y se lanzó a comérmela en cuanto me la sacó del pantalón, yo me bajé todo hasta los tobillos para estar más cómodo y facilitarle la comida que me estaba dando en la polla. El hizo lo mismo con sus pantalones y me tiré a mamársela sin esperar. Así estuvimos un buen rato, pajeándonos, besándonos y comiéndonosla mutuamente. En un momento veo que se escupe la mano y se empieza a meter el dedo el mismo. Aquello me puso como una moto y con 3 dedos le empecé a acariciar el ojete, lo hacía suave para no dañarlo, pero él me empujaba la mano indicándome que podía hacer más presión así que lo hice. Tenía un ojete bastante rico y limpio, que eso para mí es muy importante, así que me daba más y más morbo penetrarlo y sin esperarlo me dijo: Tienes que venirte un día a casa cuando no esté mi mujer para que me metas esa polla tan rica que tienes. Me quedé de piedra porque hasta ese momento él siempre había hecho de activo, pero le respondí. Le dije que sí, que me daba un poco de miedo por si venía su mujer pero que eso me ponía más. Dice que no sabía si le iba a entrar mi polla (la tengo bastante gorda) y yo le dije que con una buena comida de culo se le iba a ir enterita. Con toda esta conversación y pajeándonos la leche ya estaba al estallar. Le hice saber que me iba a correr y él me dijo que si se la echaba en la boca, le dije que sí, me dijo que si luego yo la cogía de sus labios y como me da asco eso le dije que no. Me avisó que también se corría y los dos terminamos encima de nuestros propios cuerpos. Habíamos sudado como en una sauna, y los cristales estaban empañados del vaho, jeje, en fin, habíamos quemado calorías y desprendido fuego, jaja. Quedamos como siempre en volver a vernos, siempre que la suerte nos juntara porque yo no quiero darle mi número ni tener el de él. Lo nuestro está condenado a esto, me dijo. Nos despedimos con un apasionado beso y nos fuimos.

No hay comentarios: